Agencias/Ciudad de México.- Las fuerzas afganas podrían sufrir consecuencias adversas en su lucha contra los insurgentes talibanes una vez que Estados Unidos retire sus fuerzas de allí, reconoció el máximo comandante militar norteamericano.
El general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, calificó a las fuerzas armadas afganas como “razonablemente equipadas, razonablemente entrenadas y razonablemente dirigidas”.
Mencionó los años de experiencia que han acumulado en su lucha contra la insurgencia pero se negó a decir tajantemente que están en condiciones de enfrentar al Talibán sin respaldo internacional.
Milley habló con reporteros de la AP y con CNN en el avión cuando viajaba de Hawaii a Washington, pocas horas después del inicio formal de la retirada.
Cuando se le preguntó si creía que las fuerzas afganas están a la altura del desafío, respondió: “A la pregunta de si el ejército afgano se mantiene unido como fuerza combatiente o si se desintegra, creo que hay varios posibles escenarios, varios posibles resultados, varias posibilidades.
Por un lado hay la posibilidad de resultados dramáticos, malos, pero por el otro, existe la posibilidad de unas fuerzas armadas que se mantengan unidas y un gobierno que se mantenga unido”.
“En cuanto cuál de esas posibilidades se harán realidad al final del asunto, pues francamente, no sabemos todavía. Tendremos que esperar y ver cómo se desarrollan los acontecimientos durante el verano”, añadió.
Un importante movimiento de helicópteros de los Estados Unidos cubría desde hace unos días el cielo de la capital afgana, Kabul, y la base cercana de Bagran.
Son los medios encargados de concretar el gigantesco repliegue de tropas, que culminaría el 11 de septiembre, justo en el aniversario número 20 de los atentados de 2001.
En forma paralela, los aliados de la Estados Unidos en la OTAN comenzaron el jueves pasado a retirar las tropas que habían sido destinadas a la misión «Resolute Support» (Apoyo decidido), operación que era consensuada con el Pentágono.
A mediados de abril, al confirmar el retiro de tropas, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, advirtió que el objetivo de impedir que Afganistán sea utilizado como base terrorista pudo cumplirse.
«Ha llegado la hora de poner fin a la guerra más larga de Estados Unidos», expresó el mandatario demócrata en la ocasión.
Las tropas de los Estados Unidos intervinieron en Afganistán a raíz de los atentados de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono.
Los norteamericanos expulsaron del gobierno afgano a los talibanes, acusado de cobijar y apoyar a los elementos de Al Qaeda que perpetraron los atentados.
Desde la firma del acuerdo de Doha, los talibanes se abstuvieron de atacar directamente a fuerzas extranjeras, aunque si lo hicieron las tropas gubernamentales, a las que acosan en las zonas rurales mientras siguen aterrorizando a la población de las grandes ciudades con asesinatos selectivos.
Según el sitio DW, la retirada de los estadounidenses no ha hecho más que agravar el miedo de los afganos, que temen que los talibanes regresen al poder e impongan el régimen fundamentalista que implantaron cuando gobernaron entre 1996 y 2001.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, considera que las tropas gubernamentales son «totalmente capaces» de resistir a los insurgentes.
No obstante, el jefe del Estado Mayor estadounidense, el general Mark Milley, reconoció que no se puede descartar que haya un caos total.
«En el peor de los casos, tendremos el desmoronamiento del gobierno afgano, el desmoronamiento del ejército afgano, una guerra civil, la catástrofe humanitaria que la acompaña y el retorno potencial de Al Qaida», sostuvo.