Agencias, Ciudad de México.- El pasado fin de semana Japón informó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la detección de una nueva variante del virus, importada desde Brasil, dio a conocer el director general de la entidad, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en la rueda de prensa sobre la pandemia.

Comentando el caso japonés, Ghebreyesus sostuvo que «cuanto más se propaga el virus, mayor es la posibilidad de que se produzcan nuevos cambios en su genoma». Hizo hincapié en que las nuevas cepas no muestran «una mayor gravedad de la enfermedad», pero parecen aumentar su transmisibilidad. Anteriormente, en diciembre del 2020 las autoridades del Reino Unido y Sudáfrica notificaron a la OMS sobre la aparición de nuevas cepas de transmisión más elevada.

En este contexto, el jefe de la OMS volvió a insistir en que es necesario seguir las recomendaciones básicas de salud pública durante la pandemia: mantener la distancia social, usar mascarillas, lavarse las manos y ventilar las habitaciones. «Puede que te aburras de escucharlo, pero el virus no está harto de nosotros», subrayó.

Al mismo tiempo, según Ghebreyesus, «lo más importante es que secuenciemos el virus de manera eficaz para saber cómo está cambiando y cómo responder». «Hacemos un llamado a todos los países para que profundicen en los trabajos de la secuenciación del virus a fin de complementar los esfuerzos continuos de vigilancia, monitoreo y prueba», manifestó.

Aumentan las restricciones en Japón

Japón anunció que endurecerá sus medidas fronterizas y exigirá a todo el que quiera entrar en el país una prueba de PCR negativa en COVID-19 hecha 72 horas antes de su llegada, una exigencia de la que hasta ahora estaban eximidos los japoneses y ciertos viajeros.

Tanto los nacionales japoneses, como los residentes no nipones o quienes entren en el país por primera vez tendrán que presentar un certificado de dicha prueba a partir del 13 de enero y hasta que concluya el estado de emergencia declarado esta semana en Tokio y tres prefecturas colindantes, con fin previsto para el 7 de febrero.

Hasta ahora los japoneses, los viajeros que entraban al país por negocios, los estudiantes de once naciones y regiones asiáticas y oceánicas que habían llegado a un acuerdo bilateral, y los países que no figuran en el veto migratorio de Japón sobre más de 150 territorios estaban eximidos de certificar un test previo.

Mientras dure el nuevo estado de emergencia en el archipiélago, toda persona que quiera entrar tendrá que presentar esa prueba en el país de origen y realizarse otro test a su llegada a Japón, según explicó el Ministerio de Exteriores en un comunicado.

Los japoneses y residentes de otras nacionalidades que no presenten el certificado serán trasladados a instalaciones de cuarentena designadas por el Gobierno y transcurridos tres días se les realizará otro test de la COVID-19.

Si el resultado es negativo, se les dejará marchar tras instalar la aplicación para teléfonos móviles de rastreo de contactos COVID desarrollada por el Gobierno (COCOA) para que cumplan en su vivienda los días restantes de las dos semanas de cuarentena que el país ha implementado de forma generalizada a partir de hoy.

Este endurecimiento de medidas fronterizas se produce después de que Japón limitara todavía más la migración al país y suspendiera la entrada y emisión de visados nuevos de todo el mundo al menos hasta el 31 de enero.