Agencias/ Ciudad de México.- Despues de 20 años juntos, el matrimonio de Robert De Niro y Grace Hightower amenaza con convertirse en una batalla judicial más tóxica de Hollywood. El juicio acaba de comenzar y ya han ventilado una infinidad de trapos sucios que dejan en evidencia una vida de lujos y excesos más problemas con el fisco que explicarían el declive profesional de uno de los actores más aclamados de su generación.
Los dimes y diretes que ha presentado cada uno a través de sus abogados augura una batalla campal donde los trapos sucios se han convertido en sus armas de guerra.
Se casaron en 1997, pero dos años más tarde De Niro pedía el divorcio y la custodia de su hijo de un 1 año. Ya entonces la batalla legal estuvo hilada a acusaciones que dejaban entrever una posible relación tóxica. Él la acusó de no estar capacitada para cuidar del pequeño Elliot por su “temperamento violento”, asegurando que le había roto las costillas durante una discusión de celos. Por su parte, ella aseguró que De Niro tenía problemas con el alcohol y las drogas. Pero, de repente, el divorcio no se finalizó, sino que se reconciliaron y hasta renovaron sus votos matrimoniales en 2004. Tuvieron otro hijo a través de una madre subrogada en 2011 y se separaron definitivamente en 2018.
Hace unos días volvieron a enfrentarse en una cita virtual con la corte de Nueva York que, se centró en los hábitos financieros de Grace Hightower, los problemas económicos de Robert De Niro y la insatisfactoria vida laboral que vive el actor a sus 77 años por culpa de todo ello.
Grace Hightower pide la mitad de la fortuna del actor, aunque reconoce que la ganancia es mucho mayor que el acuerdo prenupcial que firmó en 2004 que le entregaba una casa valorada en €5.4 millones y €451.000 en efectivo y otro millón al año siempre que el actor hiciera al menos €12.4 millones.
Asegura que gana €13.568 al año y que quiere “simplemente que la traten con igualdad”, diciendo que su exmarido escondió información sobre su fortuna durante el matrimonio y por ende, le pide un porcentaje de unos 35 negocios y de las 38 películas que hizo desde 2004. Además, pide la mitad de las ganancias hechas con el restaurante y hotel que De Niro posee en Nueva York, además de los beneficios de su productora.
La abogada del actor opina lo contrario y la acusa de llevar 15 años pidiendo cada recibo de comidas, empleados, compras con tarjetas, etc. para controlar los gastos del intérprete.
Pero la toxicidad de la relación rota no se quedó ahí.
La misma abogada reveló que la exesposa gasta tal fortuna en caprichos, ropa y joyas que al actor no le queda más remedio que hacer películas que considera “errores estúpidos” -que podrían ser En guerra con mi abuelo o Dirty grandpa- y comerciales -como el que hizo para Kia- para poder sostener “los gastos extravagantes” de la mujer. “El Sr. De Niro tiene 77 años y aunque adora su arte, no debería ser forzado a trabajar a este ritmo prodigioso porque tiene que hacerlo” dijo la abogada Caroline Krauss.