Agencias, Ciudad de México.- Con un vaporoso vestido celeste que le caía hasta los pies, brillantes aretes y las uñas pintadas de rosado la cubana Migdalia Hechavarría festejó su cumpleaños 83 cantando boleros arriba de un escenario.
Esa fría noche de enero en el Gato Tuerto –una leyenda para los amantes del género y de la bohemia de Cuba– el público premió con aplausos la poderosa voz de la artista mientras interpretaba clásicos como “La mentira” del mexicano Álvaro Carrión, “Inolvidable” del cubano Julio Gutiérrez, “Acerca el oído” de su compatriota Arsenio Rodríguez o “Qué sabes tú” de la puertorriqueña Myrta Silva.
Como Migdalia, el bolero está de fiesta: en diciembre fue incluido en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, un reconocimiento a este género sentimental que siguen cultivando las jóvenes generaciones aún en tiempos del agitado reguetón.
“Es una emoción… cuando sientes un bolero. Te vienen muchos recuerdos, te da paz, tranquilidad”, expresó la artista a The Associated Press pocos minutos antes de subir a escena esa noche que, además, coincidió con 70 años de vida artística, pues empezó a presentarse cuando era una niña en espacios radiofónicos. “¡Muchos sentimientos!”, exclamó con un suspiro.
Migdalia cantó hasta la madrugada bajo las luces azules y rojas mientras las parejas se tomaban las manos, grupos de amigos detenían su charla para tararear y un barman de pajarita al cuello preparaba mojitos y tragos con ron.
El expediente “Bolero: identidad, emoción y poesía hecha canción” fue presentado en 2022 ante la UNESCO de manera conjunta por Cuba –el país de origen—y México, adonde es tan popular y ganó tantos adeptos que se creó un instituto para estudiarlo y preservarlo.
“El bolero nació en Cuba en 1883 y se extendió por México y otros países de América Latina con sus letras líricas, de amor y desamor, así como sus cadenciosas percusiones acompañadas de guitarras, bajos, pianos, alientos y su característico requinto mexicano… lo enriqueció, tanto en su país de origen, como en las naciones que lo acogieron como propio”, expresó el dictamen de la organización mundial que lo distinguió.
El ritmo surgió en la oriental provincia de Santiago de Cuba a partir de un fuerte movimiento de trovadores. El primer tema del género que se registró en la isla fue “Tristezas”, compuesto por el cubano Pepe Sánchez en 1883. A las letras románticas y crónicas sentimentales que relataban se unió una música que invitaba a un baile cuerpo a cuerpo.
“El bolero salió de ahí, de ese sentimiento que tenemos aquí adentro, que no podemos ocultar los cubanos”, expresó a AP Freddy Vera, un cantante y compositor de una camada mucho más joven que Migdalia y que a veces suele compartir escenario con la dama. “El bolero es bueno, saludable, amistoso, profundo. Es amor”.
Según los expertos el florecimiento de las estaciones radiales a principios del siglo XX y en el caso de México las películas de los años 40 y 50 fueron la clave de su difusión y popularidad.
El género se sumaría así a la exclusiva lista de patrimonio mundial en la cual también están por ejemplo el mariachi mexicano, el tango —Argentina y Uruguay— o las ruedas de capoeira de Brasil.
“Esta inclusión que nos ha dado la UNESCO realmente ha sido una bendición”, dijo a AP Idania Valdés, la cantante más joven del afamado proyecto Buena Vista Social Club.
“En mi caso hace muchos años que decidí seguir ese camino por lo que significa para mí, cómo me siento cuando lo interpreto. Es el género musical cubano que más me identifica y por eso lo defiendo”, agregó Valdés, de 41 años.
Con el paso de los años el bolero se fusionó con otros géneros como el mambo y el chachachá o se confundió con la balada. La forma de interpretación también ha cambiado, pero no su esencia.
En México la noticia de la inclusión fue bienvenida por sus cultores.
“Fue un gran logro para toda la comunidad (de aficionados al bolero). Es un logro que nos pertenece a todos los mexicanos y a todas las Américas”, indicó a AP Rodrigo De la Cadena, fundador del Instituto Bolero México y director de un festival del género en ese país.
La inclusión en la lista de la UNESCO podría darle a los cultores del género un nuevo empujón, reconoció Anne Lemaistre, directora del organismo para Cuba, República Dominicana y Haití.
La funcionaria destacó que para ser incorporado en el selecto grupo debe contar con el aval de los Estados promotores —el Ministerio de Cultura Cuba y su homólogo de México— lo que a su vez obliga a aprobar planes de salvaguarda y promoción del género a nivel nacional. Por ello es de esperar un mayor reconocimiento a sus cultores y más espacio para su difusión.
“El reconocimiento de la UNESCO siempre pone luz sobre una práctica que a veces hasta los portadores consideran que quizás no estaba tan apreciada y cuando tienen este reconocimiento eso les da una energía renovada para practicar su arte”, comentó Lemaistre.