Agencias, Ciudad de México.- La israelí Mandy Hoyland no conoce a ninguno de los 130 rehenes retenidos en la franja de Gaza. Pero ella deambula con emoción en la «Plaza de los rehenes» de Tel-Aviv, en medio de instalaciones que les son dedicadas y que atraen cada día a centenares de visitantes.

La sexagenaria que vino de Beit Shemesh, a unos 60 km de Tel-Aviv, no oculta su pena al mirar las fotos de los rehenes colocadas en casi toda la plaza.

«Siento mucha pena y tristeza (…) No conozco a ninguno, pero son como nuestros hermanos y hermanas», dijo a AFP.

Desde que ocurrieron los ataques sin precedentes del movimiento islamista palestino Hamas en Israel el 7 de octubre, la plaza, punto de encuentro de las familias de los rehenes, se ha convertido en lugar de peregrinación.

Según Israel, 130 rehenes están aun en Gaza, 29 de los cuales habrían muerto, de un total de 253 personas secuestradas ese día.

El «Foro de los rehenes», un colectivo creado el 8 de octubre, administra las actividades de la plaza, a la que la alcaldía de la ciudad denominó «Plaza de los rehenes» desde el 24 de octubre.

Entre las carpas de las familias de rehenes y los puestos del Foro donde se venden objetos de todo tipo, voluntarios guían a los grupos y les presentan a familiares de los rehenes.

Dos clases de una escuela de Beersheva entran en un estrecho túnel construido por el Foro para hacer comprender a los visitantes las condiciones en que sobreviven los rehenes, pues el ejército israelí afirma que muchos ellos están detenidos en galerías subterráneas.

A lo largo de unas decenas de metros, entre muros tapizados de fotos de los rehenes, los visitantes caminan lentamente en la oscuridad, donde discretas bocinas expelen ruidos de explosiones.

– Vivir «día a día» –

A la salida, en una carpa se recibe a los grupos. Ese día, Avivit Yablonka, de 48 años, cuenta la historia de su hermano Chanan, de 42 años, secuestrado cuando estaba con amigos en el festival de música Nova, cerca de la franja de Gaza, donde más de 360 personas fueron asesinadas.

«Ser hermana de rehén es esperar lo mejor pero también prepararse para lo peor», dijo Yablonka, que con su familia esperó 90 días antes de tener la confirmación oficial de que su hermano, un ex futbolista, era rehén.

«No tenemos pruebas de que está vivo, pero nos dicen que está en Gaza», dijo.

Con su retrato, responde pacientemente a las preguntas de los alumnos, algunos de los cuales la abrazan.

¿Como logra llevar una vida normal? le pregunta una joven. «Vivimos en el instante presente día a día. Estoy triste, pero debemos seguir viviendo por mi familia y por los hijos de mi hermano», señaló, con una sonrisa en los labios, rechazando dejarse dominar por la ira.

– «Siempre hay esperanza» –

«Autobuses repletos vienen de todo el país para ver las imágenes de los rehenes y a sus familias», señala Noa Haviv, voluntaria del Foro

«Nuestro objetivo es estar al lado de las familias de los rehenes, y que eso siga presente en el espíritu y el corazón de todos», agrega Haviv, que lleva una camiseta negra con el eslogan «Regrésenlos a casa ahora», en hebreo.

Tras ella se ve una larga mesa, que se espera servirá par recibir a los rehenes cuando regresen, para ofrecerles una comida festiva.

Les visitantes pueden llevarse retratos de los rehenes y cintas doradas que muchos de los israelíes lucen en la muñeca de la mano en solidaridad.

Llega la noche y en la plaza se escucha a un grupo que canta una canción popular: «No olvide que siempre hay esperanza».