Agencias, Ciudad de México.- Aunque el cambio climático hace que desastres como ciclones, inundaciones y sequías sean más intensos, más frecuentes y afecten a más lugares, menos personas mueren a causa de esas catástrofes a nivel global debido a mejores alertas, planificación y resiliencia, sostuvo un alto funcionario de Naciones Unidas.
El mundo no ha notado realmente cómo el tipo de tormentas que antes mataban a decenas o cientos de miles de personas ahora sólo cobran unas pocas vidas, dijo Kamal Kishore —nuevo subsecretario general de Naciones Unidas, quien dirige la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres— a The Associated Press. Pero agregó que es necesario hacer mucho más para evitar que estos desastres empujen a la población a la pobreza abyecta.
“Menos personas mueren a causa de desastres, y si se mira en proporción de la población total, son aún menos”, puntualizó Kishore en su primera entrevista desde que asumió el cargo a mediados de mayo. “A menudo damos por sentado el progreso que hemos logrado”.
“Hace 20 años, no existía ningún sistema de alerta temprana de tsunamis excepto en una parte pequeña del mundo. Ahora todo el mundo está cubierto por un sistema de alerta de tsunamis” después del tsunami de 2004 que mató a unas 230.000 personas en Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia, explicó Kishore.
La gente recibe mejores advertencias sobre ciclones tropicales —también llamados huracanes y tifones—, por lo que ahora las posibilidades de morir en un ciclón tropical en un lugar como Filipinas son aproximadamente un tercio de lo que eran hace 20 años, subrayó Kishore.
Como exsecretario de gestión de desastres de India, Kishore señaló que su país ha reducido las muertes gracias a mejores advertencias y preparación comunitaria, como que los hospitales estén preparados para un aumento en los nacimientos durante un ciclón. En 1999, un superciclón azotó el este de India y mató a casi 10.000 personas. Luego, una tormenta de un tamaño casi igual azotó de nuevo en 2013, pero causó sólo unas pocas docenas de decesos. El año pasado, bajo la dirección de Kishore, el ciclón Biparjoy mató a menos de 10 personas.
Lo mismo ocurre con los decesos por inundaciones, destacó Kishore.
Los datos respaldan a Kishore, dijo Debarati Guha-Sapir, epidemióloga de desastres de la Universidad Católica de Lovaina, en Bruselas, quien creó una base de datos global de desastres. Su base de datos —a la que reconoce que le faltan piezas— muestra que las muertes globales por evento de tormenta han disminuido de un promedio de 24 en un período de 10 años en 2008, a un promedio de aproximadamente 8 en un período de 10 años en 2021. Las muertes por inundación por evento han pasado de promedios de casi 72 en un período de 10 años a aproximadamente 31, indican sus datos.
Si bien hay menos muertes por desastres a nivel mundial, todavía hay focos en los países más pobres, especialmente en África, donde los decesos empeoran o al menos se mantienen iguales, dijo Guha-Sapir. Es muy parecido a los esfuerzos de salud pública para erradicar el sarampión: tienen éxito en la mayoría de los lugares, pero las áreas que menos pueden hacer frente a ello no están mejorando, agregó.
India y Bangladesh son países modelo respecto a afrontar mejor los desastres y prevenir decesos, especialmente en ciclones, explicó Guha-Sapir. En 1970, un ciclón mató a más de 300.000 personas en Bangladesh en uno de los peores desastres naturales del siglo XX, y ahora “Bangladesh ha realizado un trabajo fantástico en la reducción del riesgo de desastres durante años y años y años”, aseveró.
Señalar las victorias es importante, opinó Guha-Sapir: “La tristeza y la fatalidad nunca nos llevarán a ninguna parte”.
Aunque países como India y Bangladesh han creado sistemas de alerta, han reforzado edificios como hospitales y saben qué hacer para prepararse y reaccionar ante los desastres, en gran medida eso también se debe a que estos países se han mejorado su situación económica y se encuentran mejor educados, por lo que pueden manejar mejor los desastres y protegerse a sí mismos, declaró Guha-Sapir. Los países y las personas más pobres no pueden.
“Mueren menos personas, pero eso no se debe a que el cambio climático no esté ocurriendo”, enfatizó Kishore. “Es a pesar del cambio climático. Y se debe a que hemos invertido en resiliencia, invertido en sistemas de alerta temprana”.
Kishore reportó que el cambio climático dificulta su trabajo, pero dijo que no se siente como Sísifo, el hombre mítico que empuja una roca gigante colina arriba.
“Se esta recibiendo peligros más intensos, con mayor frecuencia y (en) nuevas geografías”, afirmó Kishore, que añadió que lugares como Brasil, que antes no se preocupaban demasiado por las inundaciones, ahora quedan devastados. Lo mismo ocurre con el calor extremo, que, manifestó, solía ser un problema solo para ciertos países, pero ahora se ha vuelto global —y señaló las casi 60.000 muertes por olas de calor en Europa en 2022.
India, donde las temperaturas han rondado los 50 grados Celsius (122 grados Fahrenheit), ha reducido las muertes por calor con planes regionales específicos, dijo Kishore.
“No obstante, con las nuevas temperaturas extremas que estamos viendo, cada país debe redoblar sus esfuerzos para salvar vidas”, anunció. Y eso significa observar el entorno construido de las ciudades, agregó.
Reducir las muertes es sólo una parte de la batalla para reducir el riesgo, explicó Kishore.
“Estamos haciendo un mejor trabajo para salvar vidas, pero no medios de vida”, expuso Kishore.
Aunque menos personas mueren, “hay personas que están perdiendo sus casas, personas que están perdiendo sus negocios, el pequeño agricultor que dirige una granja avícola”, agregó Kishore. Cuando se inundan o son azotados por una tormenta, pueden sobrevivir, pero no tienen nada, ni semillas, ni barcos de pesca.
“En eso no estamos tan bien como deberíamos”, dijo Kishore. “No podemos aceptar que las pérdidas ocurrirán. Por supuesto que ocurrirán, pero podrían ser minimizadas en un orden de magnitud”.