Agencias, Ciudad de México.- Con una llave inglesa en la mano, Asawar Mustafa, una refugiada sudanesa en Libia, se dispone a cambiar el aceite de un coche en un garaje sólo para mujeres en el este del país norteafricano, donde la profesión de mecánico está reservada a los hombres.
Refugiada tras huir de la guerra en su país, desafía los prejuicios de una sociedad conservadora, respaldada por el apoyo incondicional de su hermano Sahabi y del dueño libio del garaje.
Al principio «la experiencia fue un poco difícil», explica Asawar a la AFP, ya que temía «equivocarse y dañar el coche de las clientas. Pero cuando vi el resultado me sentí aliviada y ahora me apasiona», relata la joven de 22 años.
Con sus cuatro hermanas, su hermano y su madre, Asawar dejó Sudán en octubre de 2023 cruzando el desierto para entrar en Libia tras un viaje de diez días, «los peores que viví», afirma sin más detalles.
Este país, sumido en el caos desde la caída y muerte del dictador Muamar Gadafi en 2011, alberga entre 1,7 y 2 millones de extranjeros que «entraron ilegalmente» en Libia y que a menudo viven en condiciones deplorables.
Desde Kufra, en el extremo sur, la familia Mustafa se trasladó hacia la costa en busca de trabajo antes de instalarse en Misrata, una gran ciudad portuaria y comercial a 200 km al este de Trípoli.
En el garaje una pared pintada de azul separa la parte destinada a los hombres de la reservada a las mujeres, donde Asawar, con un pañuelo blanco en la cabeza, pantalones y bata negros, atiende a las conductoras.
En otras partes de Libia existen garajes con una sección «para mujeres», pero es la primera vez que los servicios son prestados por una mujer.
– Ningún trabajo es monopolio de los hombres –
«Es genial ver a mujeres abriéndose paso en todos los campos», celebra la clienta Fawzia Manita, de 39 años.
«Cada vez más mujeres conducen en Libia y necesitan sentirse cómodas en un lugar donde traten con otras mujeres, ya que, frente a un hombre, podrían sentirse intimidadas», destaca.
Según el Banco Mundial la proporción de mujeres en la población activa en Libia alcanzó 37% en 2022.
Incluso comentarios de su entorno como «tu lugar está en casa y en la cocina», o «este no es un trabajo para ti», no desanimaron a Asawar.
«Decidí no escuchar comentarios de personas que ignoraban mi situación», afirma la joven, quien tuvo que abandonar sus estudios de farmacia en el último año para mantener a su familia.
Se siente reconfortada por el hecho de que «las mujeres que vienen están contentas de ser atendidas por otra mujer».
Para Asawar cuando «una mujer esté decidida», ningún trabajo «es monopolio de los hombres».
El aliento de su hermano Sahabi, de 19 años, mecánico en el mismo garaje «en la parte de hombres», fue muy valioso. «Estoy disponible para ella si necesita ayuda o ser reconfortada», resalta.
Abdelsalam Shagib, propietario del garaje, de 32 años, está muy satisfecho con el trabajo de su mecánica. «Este no debe ser un oficio reservado a los hombres», subraya.
Por ahora ofrece «hacer cambios de aceite y lavar coches», pero espera «ampliar los servicios (de Asawar) a la carrocería, las pastillas de freno y el aire acondicionado», añade.