Agencias, Ciudad de México.- Cuando los talibanes prohibieron a las mujeres afganas ir a la universidad, Zahra Hussaini creyó que se desvanecía su sueño de ser médica. Ahora, desafiando al poder de su país, ha podido proseguir sus estudios en Escocia.

«Venir a Escocia lo cambió todo. Me dio la esperanza de un futuro mejor», explica  la joven de 20 años, en Glasgow, ciudad a la que llegó el mes pasado para retomar sus estudios.

«Puedo convertirme en médica, puedo ser financieramente independiente y satisfacer las necesidades de mi familia y mi comunidad dando lo mejor de mí», añade Zahra Hussaini, una de las 19 estudiantes afganas de medicina que llegaron a Escocia el 21 de agosto, tras una campaña de tres años lanzada por la Fundación Linda Norgrove.

La mujer que da nombre a la fundación era una trabajadora humanitaria escocesa de 36 años que fue secuestrada en Afganistán en 2010.

Linda Norgrove moriría ese mismo año durante una operación de rescate que acabó de forma trágica.

La fundación, creada por sus padres, destaca que las estudiantes fueron confinadas a menudo en sus hogares desde que los talibanes prohibieron a finales de 2022 a las mujeres estudiar en la universidad.

Desde su regreso al poder en Afganistán, en agosto de 2021, tras la retirada de las fuerzas estadounidenses, el gobierno talibán aplica una interpretación extremadamente rigurosa de la ley islámica, la sharia.

– «La más afortunada» –

Y son principalmente las mujeres las víctimas de estas nuevas restricciones, descritas por las Naciones Unidas como «apartheid de género».

«No me permitieron obtener mi especialización», afirma Fariba Asifi, una estudiante de medicina de 25 años que también continúa su carrera en la Universidad de Glasgow.

«Ahora me considero la persona más afortunada al estar aquí y poder continuar mis estudios, tener esta oportunidad y poder realizar mi sueño. Estoy muy entusiasmada y muy feliz», confiesa.

Estas mujeres llegaron a Glasgow y a otras ciudades después de que el gobierno escocés cambiara la ley sobre la financiación universitaria, lo que les ha permitido no tener que pagar tasas de matrícula.

Además de Glasgow, estudian en las universidades de Saint Andrews, Dundee y Aberdeen.

Su camino estuvo plagado de obstáculos, recuerda la fundación. Primero tuvieron que negociar su viaje a Pakistán para solicitar visados para el Reino Unido, antes de pasar exámenes de inglés y entrevistas universitarias.

La fundación también consiguió viviendas para ellas y abrió cuentas en bancos británicos a su nombre, invirtiendo un total de 60.000 libras (más de 79.000 dólares) para llevar a cabo este proyecto.

«Estas 19 jóvenes muy talentosas están encontrando una posibilidad de futuro (…) La alternativa para ellas en Afganistán no era buena», subraya John Norgove, padre de Linda, citado en un comunicado.

Fariba Asifi espera que su futuro esté un día en Afganistán y poder trabajar en su país como médica. «Es una situación temporal. Cambiará y un día tendremos un Afganistán brillante, un país pacífico», afirma.

«Un día, estoy segura, veremos a todas las niñas y a todas las mujeres recibir educación, trabajar y jugar. Deberíamos ser optimistas sobre el futuro de Afganistán», añade.