Agencias/Ciudad de México.- Era 1993 y un joven actor llamado Eduardo Noriega estaba actuando en un pequeño cortometraje de un por entonces desconocido Carlos Montero, el que más adelante se convertiría en el creador de Élite o Física o Química.
Allí se encontraba trabajando con el sonido un tal Alejandro Amenábar, quien le pasó el guion de una película y le ofreció interpretar a un psicótico villano. Tuvo sus dudas, pero finalmente aceptó el papel descrito en el libreto de Tesis, película que lo lanzó al estrellato y que lo convirtió en uno de los iconos del cine español.
Volvió a trabajar con Amenábar en Abre los ojos, pero en los años siguientes le llovieron papeles en infinidad de títulos como Nadie conoce a nadie de Mateo Gil, El espinazo del diablo de Guillermo del Toro, Guerreros de Daniel Calparsoro e incluso dio el salto a Hollywood cuando protagonizó la película Che Guevara dirigida por Josh Evans en 2005.
Sin embargo, pese a alcanzar la cima, con el paso de los años su fama parece haberse diluido, pero lo cierto es que Noriega nunca ha dejado de estar al pie del cañón, como bien demuestra con la serie de Netflix, No te puedes esconder.
No te puedes esconder es una serie mexicana de temática criminal que gira en torno al narcotráfico, una producción en la que Noriega comparte reparto con Blanca Soto, Maribel Verdú, Samantha Siqueiros o Iván Sánchez. Pero es el actor español el que se come la pantalla gracias a su brillante construcción del personaje de Daniel Romero, un policía alcohólico que intenta salir a flote tras ser expulsado del cuerpo y que decide ayudar a una mujer a encontrar a su hija secuestrada, a pesar de estar relacionado con un plan turbio para asesinarla.
El entregarse al thriller y a la acción a la vez que se adentra en el terreno dramático no es un reto al alcance de cualquiera, y Noriega sale muy airoso de él, lo que lleva a preguntarnos por qué no está siendo tan valorado como otras estrellas españolas de los 90. Porque desaparecido no ha estado, y de hecho, en la última década se ha dejado ver incluso en varias producciones internacionales.
En España tuvo proyectos fallidos, como la serie Homicidios de Telecinco, el drama Presentimientos (que pasó sin pena ni gloria por la cartelera de 2014), la catastrófica cinta de terror Agnosia o la comedia Nuestros amantes, pero durante esos años también escaló peldaños en la industria a nivel global. Se le pudo ver con Woody Harrelson en la coproducción internacional Transiberiano; con Dennis Quaid, Matthew Fox, Forest Whitaker y Sigourney Weaver en En el punto de mira; con Arnold Schwarzenegger en El último desafío o con Léa Seydoux y Vincent Cassel en la adaptación francesa de 2014 de La bella y la bestia. Es más, también estuvo a punto de convertirse en Oberyn Martell en Juego de Tronos, según reveló en una entrevista con El Mundo, pero como ya sabemos, el papel acabó en manos de Pedro Pascal.
Es decir, aquel actor que fue uno de los rostros más populares del cine español en los 90s habrá desaparecido de los éxitos de taquilla nacionales, pero nunca ha dejado de mantener una carrera de lo más variopinta.
Afortunadamente no hace falta ir muy lejos para reivindicar su carrera, porque en España sigue actuando en proyectos más que sobresalientes aunque no hayan convocado al público en masa. Posiblemente su trabajo más admirable en los últimos diez años fue Blackthorn, el western dirigido por Mateo Gil que coprotagonizó junto al mítico Sam Shepard. También estuvo en Una pistola en cada mano de Cesc Gay, aquella aclamada comedia con un reparto coral encabezado por Ricardo Darín, Luis Tosar, Javier Cámara, Leonor Watling y Candela Peña. Pero además, también ha actuado en proyectos más desconocidos, como Citas, el remake catalán de la serie británica Dates; o Los miércoles no existen, la adaptación al cine de la exitosa obra de teatro de Peris Romano. Y en todas ellas ha realizado actuaciones sobresalientes.
Recientemente ha stado involucrado en películas como Perfectos desconocidos de Álex de la Iglesia o en la cinta francesa Los traductores (actualmente en cartelera), aunque en los últimos años se le ha visto sobre todo en series como Hache, y ahora en No te puedes esconder.
La nueva serie de Netflix cuenta con diez episodios donde Eduardo Noriega entra en la historia como una figura secundaria rodeada de misterio, pero su presencia nunca resulta indiferente. La carga emocional que arrastra lo convierten en el personaje más interesante de todos a pesar de contar una trama de lo más previsible.
No te puedes esconder pone en evidencia que Eduardo Noriega sigue al pie del cañón construyendo sus personajes, demostrando que no ha perdido ni un ápice de talento en la actuación. Quién sabe: quizás gracias a estar en una plataforma global como Netflix, la serie consiga que el público vuelva a verlo como el mítico icono del cine español que fue en los 90s.