Agencias/ Ciudad de México.- Cuando los gestores del Mutua Madrid Open llegaron a la capital española en 2002 quisieron convertir el torneo en «el sitio donde estar» para las empresas y el público, más allá del deporte. Tras una edición suspendida por la pandemia, la de este 2021 tiene el reto de mantener ese concepto con el 40% de aforo.
«Está prácticamente vendido todo. Estamos muy agradecidos, porque hubo gente que compró su entrada en 2019 para el año pasado, y cuando no se pudo hacer nos dejó su dinero para la entrada de este año. Hemos tenido más demanda que la oferta que podemos dar, estamos tristes por eso, pero el aforo que tenemos es el que es, y queremos ser ejemplares», explica a EFE el director comercial del torneo madrileño, Javier Burgos.
Porque el torneo de la Caja Mágica es la segunda gran prueba de la vuelta al público masivo al deporte profesional. El Barcelona Open Banc Sabadell-Trofeo Conde de Godó, contó con unos 1.000 elegidos al día con Rafael Nadal como vencedor tras una épica final contra el Griego Stefanos Tsitsipas. En Madrid, sube la apuesta.
«Somos los primeros que vamos a meter 5.000 personas por día en un espectáculo deportivo y tenemos que ser ejemplares. Ahora se está hablando del fútbol y el baloncesto. Tenemos suerte de hacerlo, pero también muchísima responsabilidad», añade el directivo, que recuerda que todos los asistentes llevarán mascarilla.
Con un formato de burbuja para los tenistas, imprescindible para cualquier torneo de su categoría -Másters 1.000 ATP masculino y WTA 1.000 femenino-, la organización del torneo ha tenido que reducir el aforo a la mitad tanto para el público como en los palcos VIP, una de las claves económicas del torneo.
En cinco meses -«un reto enorme», asegura el ejecutivo- diseñaron una herramienta digital de compra de entradas que habilitaba automáticamente dos asientos vacíos a derecha e izquierda de cada localidad comprada (de una a cuatro, máximo), y un asiento delante, detrás y en las diagonales.
El número de entradas que se hayan comprado en bloque determina cuántos espacios vacíos se dejan alrededor, lo que provoca que las cifras de entradas vendidas difieran entre unas sesiones y otras, ya que no es lo mismo dejar espacios de seguridad para una sola entrada vendida que para un grupo de cuatro. Además, todas las entradas son nominales, para asegurar la trazabilidad de todos los asistentes.
Las medidas sanitarias también provocan una reducción a la mitad de los palcos VIP, una de las señas de identidad comerciales del torneo madrileño desde su arranque en 2002.
«Cuando llegamos a Madrid trajimos el concepto de palco, que existía, pero de una forma novedosa, con el ‘hospitality’, un restaurante con componente social, para atraer al torneo a un público que va más allá del puramente deportivo. Nos hemos convertido en el espacio donde hay que estar, donde las empresas quieren verse y ser vistas», explica.
Ese componente se mantiene, ya que según la organización del torneo tienen «prácticamente todos los palcos vendidos», aunque han pasado de tener 400 a disponer solo de 200.
Dentro de ese elemento social, seguirán contando con la empresa de catering austríaca Do&Co, «una de las señas de identidad del torneo», para Burgos. Esta compañía, de la que tuvo una participación el expiloto de Fórmula Uno Niki Lauda, fallecido en 2019, prepara la restauración de los Grandes Premios de Fórmula Uno, la escudería Mercedes, el Bayern Múnich, el Red Bull Salzburgo, así como aerolíneas como Delta, Etihad, Qatar, British o Iberia.
«Lo que teníamos claro es que si se iba a disputar tenía que ser con la misma calidad y el mismo contexto, porque no nos podíamos jugar la imagen de 20 años de un torneo en una edición. Hemos hecho inversiones en imagen y decoración como si fuera un año normal, aun teniendo menos público», añade el ejecutivo de la organización.
Entre las marcas patrocinadoras, la mayoría continúan, la mayoría desde hace más de 10 años e incluso se han incorporado cinco compañías nuevas de diferentes sectores. Las empresas se han adaptado a las circunstancias, ya que algunas contrapartidas, como las entradas, no se podían ofrecer igual al tener menos aforo.
«Antes una de las cosas que más nos pedían las marcas era la interacción con los jugadores. Ahora los tenemos en una burbuja, que es imprescindible, así que lo tenemos que hacer de forma virtual», explica Javier Burgos.
De la misma forma, los espacios comerciales y tiendas que solían distinguir a la calle comercial del torneo se han transformado en puntos dentro de zonas abiertas, para asegurar la ventilación y el cumplimiento de las normas sanitarias.
El Mutua Madrid Open solía generar para la economía madrileña un impacto superior a los 100 millones de euros entre efectos directos e indirectos, debido entre otras cosas a los más de 250.000 espectadores que solía atraer a la capital, un 22% residentes fuera de España, según el último estudio de la Universidad Europea de Madrid, correspondiente a la edición de 2018.
Con los visitantes extranjeros reducidos a la mínima expresión, los tenistas y los equipos que les acompañan, y prácticamente sin aficionados de otras regiones españolas, la organización del torneo reconoce que ese impacto directo va a estar «mermado».
«Lo que sí esperamos es que sea igual en repercusión, porque la gente, al no poder venir, lo va a seguir más por televisión, e internacionalmente esperamos tener la misma audiencia, el torneo se retransmite en 180 países», confía el director comercial del Mutua Madrid Open, ante el reto de recuperar el espíritu tras la covid-19.