Agencias, Ciudad de México.- Con 2 millones de dólares en juego en la gran final de la competencia de vela, SailGP, de este mes, cada penalización por puntos impuesta por Craig Mitchell y su equipo de árbitros durante la temporada ha tenido un impacto potencialmente grande.
Pero Mitchell, un árbitro profesional que también trabajará como «asesor de reglas» para el equipo de vela alemán en los Juegos Olímpicos, parecía no inmutarse ante la presión mientras supervisaba las carreras de entrenamiento para el Gran Premio de Vela de Nueva York el mes pasado.
La singularidad del arbitraje del SailGP radica en que, mientras las tripulaciones «vuelan» en sus catamaranes con «foil» de 15 metros a miles de kilómetros, cada decisión de fracción de segundo se toma a distancia desde el oeste de Londres, llevando al extremo el concepto de Asistente al Arbitro por Video (VAR, por su sigla en inglés).
El software que permite a los árbitros tomar decisiones en cuestión de segundos sobre los incidentes en el agua se llama «UmpApp». Basado en una tecnología desarrollada por primera vez para la Copa América, proporciona la posición GPS de cada barco con una precisión de 2,5 centímetros.
«Es el tipo de GPS que se usa en una bomba (…) Son unidades de grado militar que estamos utilizando», dijo Mitchell a Reuters en la sala de control de SailGP, la liga creada por el fundador de Oracle, Larry Ellison.
Parecidos a los controladores aéreos, los árbitros siguen la regata en pantallas que muestran manchas y líneas codificadas por colores que representan a los 10 catamaranes, a los que también se puede ver pasar por el horizonte de Manhattan y la Estatua de la Libertad a velocidades cercanas a los 100 kilómetros por hora a través de video en directo.
La liga, que se acerca a su final de temporada en San Francisco los días 13 y 14 de julio, ha decidido endurecer las sanciones por colisiones en el agua, debido al costo y el tiempo que supone para sus técnicos reparar las embarcaciones de diseño único.
«Hemos introducido algunos puntos de penalización por contacto y, aun así, la gente se golpeaba, así que hemos duplicado los puntos. Así que ahora la gente se pone muy nerviosa cuando se acerca», explica Mitchell.
Después de casi 25 años ejerciendo de árbitro, Mitchell afirma que hacerlo a distancia resulta más beneficioso para la precisión de las decisiones, el apoyo tecnológico y, en última instancia, para el medio ambiente, ya que el equipo y todo su material no tienen que volar de un evento a otro.