Agencias, Ciudad de México.- Las últimas palabras que Michelle Reed escuchó de su hijo adoptivo de 6 años de edad, Esai Reed, a principios de noviembre fueron: “Mamá, ven a buscarme”.
Pero después de que las autoridades de aviación de Estados Unidos prohibieron el martes a las aerolíneas viajar a Haití durante 30 días luego de que varios aviones fueron baleados por pandillas, Reed, de 51 años, está separada nuevamente de su hijo adoptivo, quien vive en un orfanato en Haití esperando que se tramite la documentación en un proceso burocrático que se ha visto obstaculizado por la creciente crisis de Haití.
Mientras la violencia estalla una vez más en la nación caribeña, Reed teme que Esai nunca pueda llegar a su nuevo hogar en Florida, donde lo esperan sus dos hermanos biológicos para reunirse con él.
“Nuestros niños están en Haití sin salida”, “Es un miedo que siento porque simplemente no sé si volverá a casa. No sé si sobrevivirá a esto”.
La familia de Reed es una de decenas que han sido separadas de sus hijos adoptivos y de las muchas más que están preocupadas por sus seres queridos que se encuentran en la isla, en una de las consecuencias humanitarias que ha provocado el reciente aumento de violencia y agitación política en Haití esta semana.
El caos comenzó el fin de semana cuando un consejo transitorio creado para restaurar el orden democrático en Haití despidió al primer ministro interino, Garry Conille, quien había estado en desacuerdo con el consejo. Cuando Haití juramentó a su reemplazo, Alix Didier Fils-Aimé, el lunes, las pandillas aprovecharon una vez más el caos para tomar más poder.
Las pandillas dispararon contra tres aviones distintos de las aerolíneas estadounidenses Spirit, JetBlue y American Airlines al aterrizar y despegar de la capital haitiana de Puerto Príncipe, donde el 85% del territorio está controlado por las pandillas, según estimaciones de Naciones Unidas. Un sobrecargo resultó herido y las balas perforaron el avión de Spirit.
En consecuencia, la Administración Federal de Aviación restringió a las aerolíneas estadounidenses volar a Haití durante 30 días, y American Airlines anunció que suspendería sus vuelos hacia la nación caribeña hasta febrero. La ONU también señaló que iba a suspender temporalmente los vuelos a Puerto Príncipe, lo que reducirá el acceso a la ayuda humanitaria y al personal en el país.
Mientras tanto, se reportaron tiroteos en toda la ciudad y las pandillas comenzaron a quemar casas en zonas de clase alta. Las calles quedaron vacías y las escuelas, bancos e instalaciones gubernamentales suspendieron sus actividades.
Estos violentos estallidos han llevado a niños como el hijo adoptivo de Reed, quien ha sido evacuado de su orfanato tres veces, a situaciones aún más precarias.